Ni tanto ni tan poco
El fútbol no entiende de memoria. Por eso existe el negro y existe el blanco. El todo o la nada. Una filosofía seguida a rajatabla por la animadora de las aficiones, la prensa deportiva. Su alimento son estos extremos. De una semana a otra un mismo equipo pasa de Dios a diablo a una velocidad de vértigo.
Y es nuestra responsabilidad no caer en la tentación de este juego de subidas y bajadas, nosotros, los aficionados, los que no debemos dejarnos llevar por la euforia ni por el pesimismo. Y en el poco tiempo que llevamos de temporada ya podemos decir que hemos estado en los dos estados de ánimo. Hemos estado o nos han hecho estar. En pretemporada, partidos sin importancia, éramos los peores. El pesimismo se apoderó de la prensa y por tanto de los aficionados. Después de unos meses donde se reclamaba jugar un estilo de fútbol por decreto, donde se impuso un entrenador, resultaba que por unos partidos amistosos ya no valía. La memoria volvía a desaparecer. Los jugadores eran como mínimo cojos. La Supercopa alimentó el pesimismo, al perder los dos partidos contra un equipo tan regular como potente llamado Sevilla.
Así se llegó el principio de Liga, con la moral por los suelos. De repente se pasó al otro extremo, un buen partido ante un rival especial y las portadas se volcaron al otro extremo. Ahora los cojos eran de otro planeta. Ahora todo era felicidad. Ya no éramos malos, ahora ya éramos buenos. Una postura que se acentúo con una brillante victoria en campo ajeno. De repente jugábamos con Di Stefano y no nos habíamos enterado. Las alegrías se levantaron y se convirtieron en una euforia desatada. Una euforia engañosa que hacía ocultar los fallos como antes el pesimismo tapaba los aciertos. Una euforia que nos equivocó al pensar que todo estaba hecho, como era equivocado el pesimismo de antes. Así son los extremos, nos engañan y nos no dejan ver la realidad.
Eso es el éxito, saber contener la euforia y el pesimismo, saber analizar los fallos en los buenos momentos y los aciertos en los malos, ver una realidad. La prensa no lo hará, no es su cometido, los aficionados deberíamos y el club es quien tiene la responsabilidad. Disfrutemos si vienen los buenos momentos. No lancemos las campanas al vuelo, ni las enterremos, porque no sólo existe el negro y el blanco, existe el gris, siempre habrá un matiz. Ni tanto ni tan poco.
Y es nuestra responsabilidad no caer en la tentación de este juego de subidas y bajadas, nosotros, los aficionados, los que no debemos dejarnos llevar por la euforia ni por el pesimismo. Y en el poco tiempo que llevamos de temporada ya podemos decir que hemos estado en los dos estados de ánimo. Hemos estado o nos han hecho estar. En pretemporada, partidos sin importancia, éramos los peores. El pesimismo se apoderó de la prensa y por tanto de los aficionados. Después de unos meses donde se reclamaba jugar un estilo de fútbol por decreto, donde se impuso un entrenador, resultaba que por unos partidos amistosos ya no valía. La memoria volvía a desaparecer. Los jugadores eran como mínimo cojos. La Supercopa alimentó el pesimismo, al perder los dos partidos contra un equipo tan regular como potente llamado Sevilla.
Así se llegó el principio de Liga, con la moral por los suelos. De repente se pasó al otro extremo, un buen partido ante un rival especial y las portadas se volcaron al otro extremo. Ahora los cojos eran de otro planeta. Ahora todo era felicidad. Ya no éramos malos, ahora ya éramos buenos. Una postura que se acentúo con una brillante victoria en campo ajeno. De repente jugábamos con Di Stefano y no nos habíamos enterado. Las alegrías se levantaron y se convirtieron en una euforia desatada. Una euforia engañosa que hacía ocultar los fallos como antes el pesimismo tapaba los aciertos. Una euforia que nos equivocó al pensar que todo estaba hecho, como era equivocado el pesimismo de antes. Así son los extremos, nos engañan y nos no dejan ver la realidad.
Eso es el éxito, saber contener la euforia y el pesimismo, saber analizar los fallos en los buenos momentos y los aciertos en los malos, ver una realidad. La prensa no lo hará, no es su cometido, los aficionados deberíamos y el club es quien tiene la responsabilidad. Disfrutemos si vienen los buenos momentos. No lancemos las campanas al vuelo, ni las enterremos, porque no sólo existe el negro y el blanco, existe el gris, siempre habrá un matiz. Ni tanto ni tan poco.
4 Comentarios
Creo que una de las mejores noticias para el Madrid este año es que llevamos 10 goles a favor y sólo 1 es de Don Ruud, un tipo que asegura 20 goles al año como mínimo. Yo no me preocuparía por el partido del Almería, pues estaba claro que el virus Fifa ese iba a manifestarse tal y como lo hizo. Preparar un partido en un sólo día, solo te permite ganarle al Alemria 3-1 jugando bastante mal.
Como dices, ni tan buenos ni tan malos: el Werder será una buena piedra de choque para saber a qué jugamos y a qué aspiramos este año.
No siempre vamos a ganar 0-5 fuera de casa ni van a salir paredes de lujo. Hay que saber ganar bien y mal.
Hay que tener confianza, que nos ha costado mucho deshacernos del pesimismo del año pasado en cada partido. O si no, que me diga alguien quién pensaba que íbamos a ganarle al Villarreal, ya fuera por 5 o por 1... ya lo digo yo: nadie o casi nadie
Granb artíuclo. Ya hable de ello en un post sobre la pretemporada. Mira el Atlético tan laureado en la pretemporada y tan vapuleado en estos tres partidos. O el Barça de los 4 fantásticos.
El Madrid tiene que contener la euforia, sí, porque, de entrada, Sneijder no es Di Stefano, y el Madrid no es la Naranja Mecánica. Un partido no dice nada y menos en la 2ºjornada. Claro que pártidos así se agradecen.
Amigo, navegando he descubierto tu blog, me ha gustado mucho.
Hay un foro que podrías añadir en tu lista de enlaces, ya que está muy bien y hay mucha info de nuestro equipo, se llama:
www.corazonblanco.com
¡Hala Madrid y sigue con tus excelentes comentarios!
@Francis
Tienes razón durante todo el comentario pero me quedo con una frase: nos ha costado muchos deshacernos del pesimismo del año pasado en cada partido.
@Salanova
Me alegro volver a verte por aquí Crak. Pues si, tienes razón, hay que contener la euforia aunque el gustazo que nos dimos en Villarreal no nos lo quita nadie.
@Anónimo
Gracias por entrar, me alegro que te guste el blog.
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